Cada vez son más los que aprovechan estos descuentos para comprar los regalos más baratos y, de paso, ahorrarse las grandes colas y los nervios de los que apuran sus compras navideñas. Parece que todos ganan, los que venden y los que compran. Ahora bien, todo el tiempo apuntamos a las grandes superficies cuando hablamos de “los que venden”, pero ¿qué pasa con los pequeños? ¿puede una marca pequeña competir con los grandes en una campaña como el Black Friday?
Definitivamente no. Una empresa pequeña no puede ofrecer descuentos del 70% porque sencillamente, no tiene ni de lejos esos beneficios. Pero la verdad es que, aunque lo tengamos más complicado, cada vez somos más los que decidimos realizar un esfuerzo extra para hacernos un poco más visibles e intentar evitar que los gigantes se nos coman antes de empezar a caminar. Y lo cierto es que además de estas razones, lo que principalmente nos mueve a sumarnos a estas campañas de descuentos es la voluntad de tener un gesto con toda esa gente que es capaz de valorar los procesos realizados de manera minuciosa y el trabajo hecho con el corazón, que prefiere comprar algo original aunque le cueste un poquito más que optar por algo que venden en todas las grandes superficies.
Así que arrancamos nuestro Viernes Negro particular con ilusión y dando las gracias de antemano a todos los que confiáis en nuestra manera de hacer las cosas y nos ayudáis a ir creciendo pasito a pasito.
Hay varias versiones sobre el verdadero origen del término:
Sea cual sea su verdadero origen, la fiebre estadounidense del Black Friday llegó hace unos pocos años a nuestro país y parece que va a consolidarse como cita ineludible. Los consumidores, desde que llegó la crisis, miramos más los precios y lo cierto es que hacer un consumo responsable ahorrando unos eurillos es posible.